Ya en Hoyos el visitante podía elegir donde alojarse, porque tenía disponible entre otros la fonda de Justo Muñoz o la de Bonifacio Chamorro. Por la noche, Agustín González disponía de un salón de baile y una fábrica de gaseosas de bolillo.
Al día siguiente, con la Sociedad Gredos-Tormes podía contratar sus servicios: acemileros, cocineros, guías, material de montaña y caballos. Todo ello para el viaje al Refugio del Rey, construido por el Club Alpino Español. La tienda de campaña costaba 2 pesetas por persona, un guía eran 7,50 pesetas al día y un cocinero 5 pesetas al día...